Martes 25

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La meditación cristiana consiste en reflexionar algún aspecto de la fe para encontrar luz y fuerza.

No se trata solo de pensar, sino de pensar en Alguien a quien se ama.

Todo puede servir de apoyo a la meditación: la naturaleza contemplada con admiración y agradecimiento; los acontecimientos que se van sucediendo en el mundo; experiencias gozosas o dolorosas que nos hacen pensar; las frases de alguna oración conocida: una parábola, alguna frase de Jesús, algún salmo.

Lo importante es salir de la superficialidad y dispersión habitual y tratar con quien sabemos nos ama.

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