“¡Debo buscarte, Señor, en todas mis rutinas porque cada día es tuyo y hora de tu gracia!
Me consuela pensar que alguna vez bendecirás mi rutina.
Solo tú lo puedes, mi Dios infinito, que te yergues a través de todas las cosas, hacia tus infinitas latitudes, y te llevas de paso todos los objetos perdidos, como himno a tu infinitud.
Ante ti, toda dispersión en ti confluye; mediante tu amor, la rutina de cada día se convierte en incursión hacia tu unidad, que es vida eterna.”
Karl Rahner, 1904-1984
Tomó la decisión de ir a Jerusalén
Lc 9, 51-56
A nuestra hermana Silvia
en este día tan especial para ella.