Me has despertado y besado, me has cogido de la mano y me has llevado a pasear por sitios que había olvidado.
Me has sacado de mi mundo, de mis penas y barreras. Has hecho que levantara los ojos y viera algo de lo que me rodea.
Has cansado mi cuerpo bien sudado, pero has aligerado mi espíritu y devuelto la paz y la alegría que tenía olvidadas o perdidas.
No sé si por todo esto, Señor, o porque estoy aprendiendo, o porque las dudas ya no son lo mío, hoy creo un poco más en Ti.