22 de diciembre: Viernes III de Adviento

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Dios ha puesto sus ojos en mí
(Lc 1, 46-56)

¡Que bueno eres conmigo! Ante Ti no valen nuestras listas de «logros». Al revés: tu Misericordia se muestra en nuestra fragilidad. Cada día me invitas a hacer mía tu Misericordia, a que «se me peguen» tus preferencias a llevar en mi corazón las miserias de los demás y las mías propias. Hazlo Tú en mí.

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